Y como ayer comencé a hablar del equipo artístico, hoy os presentaré a parte del equipo técnico: mis brazos derecho e izquierdo (sin ellos no soy nada o tal vez debería decir: con ellos no soy manco).
Mi extremidad derecha se llama Tania —a la sazón, ayudante de dirección (que rima y todo)—. Y es que en Tania todo rima o, por decirlo de otra forma, todo concuerda y se compone como una perfecta coreografía a su alrededor. Es ágil, rápida, organizativa, diligente, hiperactiva, trabajadora, lista como un ajo y divertida como una guindilla… ¡Qué más se puede pedir! La conocí hace unos cuantos años dirigiendo la gala de Premios “Mestre Mateo”, antes “Chano Piñeiro” y mucho antes “AGAPI”, y después de seis galas de perfecto dúo dinámico sincopado, hemos alcanzado ese extraño, pero deseable, estado de gracia en el que, para comunicarnos, para saber qué estamos pensando, nos basta tan sólo con mirarnos. Sí, porque Tania es también mi ojito derecho y su equipo —las Tania’s Girls (Lorena Vi, Encarna, Patri e Isa, equipo de dirección)— las niñas de mis ojos. Ella es mi memoria, mi norte, mi voluntad y mis sentidos. Se pasa todo el día persiguiéndome por el set y es la segunda persona que más broncas me echa al cabo del día (discretamente, eso sí): “Ángel, ¿dónde vas?, el combo está aquí”, “Ángel, a los figurantes los muevo yo”, “Ángel, hace media hora que hemos cortado para el bocadillo”, “Ángel, ¡estamos a lo que estamos o a qué carallo estamos!”… Pero me encantan sus broncas ;)
Mi extremidad izquierda, o sea, la siniestra, se llama María. Ella es el alma de la producción —además de directora de la idem—. María es activa, cuidadosa, hacendosa, perseverante, infatigable, voluntariosa, cumplidora, inteligente y muy solícita. Es como una hormiguita trabajadora o, mejor dicho, es la reina del hormiguero y, con diferencia, la primera persona que más broncas me echa al cabo del día (incluso sin discrección, si fuera menester): "Ángel, ¡ponte las pilas!", "Ángel, no me has firmado el recibí", "Ángel, recorta el guión ¡ya!", "Ángel, no te disperses". Pero también es la más sufrida porque sufre en silencio las vicisitudes económicas de cada producción (siempre le toca hacer de mala de la película), pero a la par, como sabemos los que la conocemos desde hace tiempo, es la más generosa, desprendida, espléndida y noble de corazón. La conocí hace muuuuuchos años y ya hemos pasado de todo juntos, como en aquel corto —y va para una década— en el que ella comenzaba a estrenarse en producción (a las órdenes de Miguel Asensio) y yo era director artístico: “Isolina do Caurel” de Chema Gagino. Un rodaje duro, en un pueblo abandonado de Manzaneda donde acampamos cinco días, sin agua corriente ni ninguna otra comodidad a menos de 7 kilómetros (sin carretera) y donde, por atacar, nos atacaron hasta las pulgas. Un pequeño “Apocalipse Now”, vamos. Y, claro, eso une mucho. Ella, junto a su equipo —los Marías’s Girls and Guys (José Antonio, Miriam, Quique, Elisa, Martín, Estíbaliz, Rafa, Lorena Lo y Travi)— son mi ojito izquierdo, mi sentido práctico, mi capacidad de pericia, mi orden y concierto y mi sentido común.
Gracias, chicas, de todo corazón. Espero volver a contar con vosotras pronto porque ¿qué es un director manco y tuerto?
Sed felicies.
2 comentarios:
Una cosa está clara. Esas tres sonrisas (las de la foto), valen más que un Potosí.
Sisdigris
Coida ben de Tania. Bicos.
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