miércoles, agosto 29, 2007

La caverna de Platón

En el mito de la caverna, Platón relata la existencia de unos hombres cautivos desde su nacimiento en el interior de una cueva. Prisioneros de las sombras oscuras propias de los habitáculos subterráneos, están además encadenados de piernas y cuello, de manera que tienen que mirar siempre adelante sin poder girar nunca la cabeza. Los cautivos, con sus cabezas inmóviles, no ven nada más que las sombras proyectadas por un fuego al fondo de la caverna — como una pantalla de cine en la cual se proyectaran sombras chinas— y llegan a creer, faltos de cualquier otra referencia, que aquello que ven no son sombras, sino la única realidad.

A veces, cuando estoy en la oscura sala de un cine, me siento cautivo como los prisioneros del mito platónico y confundo la ficción de la pantalla con la realidad. Cuando esta sensación me asalta, suelo desinhibirme de la película y mirar a mi alrededor. Lo que veo es un montón de prisioneros absortos y abstraídos, ajenos a la realidad e inmersos en la historia de la pantalla. Por sus caras descubro si la película les está gustando o no. Es una experiencia de lo más enriquecedora.

Por desgracia, en el sector audiovisual gallego —y en buena medida en el español y europeo— vivimos prisioneros de nuestras ideas y no solemos despegar la mirada de esas sombras hipnotizadoras que confundimos con la realidad. En gran medida, las ligaduras que impiden nuestro movimiento (y cualquier otra “mirada” personal) vienen derivadas de la dependencia que sobre nosotros ejercen las instituciones, entidades crediticias, medios de comunicación, etc., reos como somos de subvenciones, avales, préstamos, contratos, críticas, etc.

Cuando conseguimos liberarnos de esas cadenas, recuperamos nuestra libertad y descubrimos que podemos ser algo más que creadores de sombras, que detrás hay un mundo nítido, polícromo, tridimensional y real, que es el que los espectadores, nuestros "clientes", los únicos a los que les debemos respeto y consideración, desean ver y disfrutar.

De vez en cuando deberíamos mirar para otro lado y hacernos insumisos de todo lo establecido, prescrito, ordenado y políticamente correcto.

Por salud e higiene cultural y artística. Sed felices.

5 comentarios:

Paco Becerro dijo...

Bravo. PLAS PLAS PLAS.

Yo, que como bien sabes tengo como verdadera profesión la de SER AUDIENCIA, he disfrutado mucho leyendo esta gran comparación.

Me ha recordado una foto que hice en Menorca cuando contemplaba una exquisita puesta de sol en un lugar lleno de gente haciendo fotos al sol.

Entre las ocho o diez fotos (ventajas de la fotografía digital) de la portentosa puesta, me di la vuelta y decidí fotografiar a los fotógrafos, como cuando tu miras a los espectadores.

El resultado lo tienes aquí

Un abrazo, ya sin más canciones por favor, lo de la Carrá fue muy duro.

Ángel dijo...

Exactamente, Futuro Bloguero. Tu foto de los fotógrafos es lo que yo llamo una mirada propia de lo que estaba sucediendo. Si tú fotografías una puesta de sol, sin más, por muy bonita que sea, se lo das todo masticado y deglutido al espectador. Si tú enseñas, sin embargo, esa otra foto más personal y la titulas precisamente "Puesta de sol", el espectador se imaginará el ocaso más maravilloso que jamas hayan visto sus ojos (ya sabes lo que decía el zorro de El Principito: "Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos"). Feliz día.

P.D.- Vaaaaaale, no más canciones. ;-)

Paco Becerro dijo...

Me encanta el principito. En la obra del cole, yo fui el zorro.

Gracias por el recuerdo

Princess_Manson dijo...

Y buen tema, es interesante el enfoque que este presenta.. es una falsa realidad de lo que es realmente afuera.. Vaya que Utopia

CdeN dijo...

Muchas gracias por proporcionar tal imagen a tu entrada, me ha sido muy de ayuda en mi investigacion aquella ilustración.